Los días 15 y 16 de noviembre se dieron cita virtual cerca de 150 personas de todo el país, con algunos invitadas e invitados internacionales con el fin de realizar el octavo encuentro nacional de la Mesa Ecuménica por la Paz MEP. Procesos de fe desde los sitios más apartados hasta de los barrios populares de las principales ciudades estuvieron reflexionando sobre los desafíos que la realidad actual colombiana y latinoamericana le plantea al movimiento cristiano liberador.
Haciendo conciencia de la raíz histórica de la que proviene este espíritu y prácticas liberadoras se fueron retomando las más profundas inspiraciones en el evangelio radical de Jesús de Nazareth, con el fin de motivar un relanzamiento de este grito profético que ha sonado tantas veces, a través de tantas voces en esta sufrida patria colombiana.
Se hizo un análisis muy juicioso y objetivo de la realidad por la que estamos atravesando y se reconocieron los siguientes signos de los tiempos:
La derrota de Trump da un respiro a los procesos democráticos en el continente y el mundo, en medio del ascenso de proyectos autoritarios y el repotenciamiento de la derecha mundial, y una nueva forma de guerra fría entre potencias. En un momento en el que el conflicto armado en Colombia se recrudece y se continúa desarrollando una estrategia de exterminio contra el movimiento social y las fuerzas politicas de izquierda, especialmente la Fuerza del Común.
La pandemia acentúa el fracaso del modelo neoliberal; agudiza el empobrecimientos de vastas capas sociales en el mundo y activa las tentaciones de extrema derecha. Entre tanto el actual gobierno avanza en un control de los entes fiscalizadores, un saboteo abierto a la paz y la hostilidad hacia la JEP. No obstante, es inocultable el desprestigio creciente del Uribismo, que lo pone en profundas dificultades para el 2022.
Del campo popular se percibe un débil y precario reagrupamiento, con algunos signos promisorios y se delinearon las siguientes líneas de acción:
Profundizar la organización agrupamiento de la resistencia popular en pro:
- Autocuidado y Defensa de la Vida: Frente a la Pandemia, frente a los asesinatos y masacres, frente a la hambruna y frente a la destrucción de la naturaleza.
- Defensa del Proceso de Paz y de las víctimas, especialmente aquellas que han pertenecido al movimiento cristiano con un destaque de las mujeres.
- Privilegiar los procesos locales y autogestionarios de la organización populares y comunidades de base:
- Articulación crítica pero activa con los procesos de movilización y organización popular nacional, incluyendo las convergencias electorales en el 2022.
A pesar de las dificultades planteadas por estos instrumentos virtuales, el encuentro estuvo colmado de simbología y espiritualidad que provocaron un compromiso emotivo y decidido en la reactivación de este sujeto socioeclesial cristiano crítico y comprometido con las personas empobrecidas.
Tomado del sitio de la Mesa Ecuménica por la Paz