En Colombia, los habitantes del campo están envejeciendo, pues los jóvenes rurales no tienen condiciones suficientes para su permanencia, a pesar de ello el Estado no toma medidas adecuadas que incentiven su permanencia. Históricamente la juventud rural en Colombia ha sido invisibilizada por parte del Estado y las instituciones del ministerio de agricultura, siendo desconocido en gran medida por las políticas públicas en su papel como agente transformadora del campo; así como no existen políticas diferenciadas para los jóvenes que promuevan su acceso a la tierra y condiciones dignas que permitan su permanencia en los territorios. Sin embargo, existen experiencias muy valiosas de jóvenes que han asumido su papel en el relevo generacional en el campo y se han organizado en la defensa y permanencia en los territorios, la pervivencia de la cultura y los modos de producción tradicionales.
Los Jóvenes rurales han sido históricamente invisibilizados
Para empezar es necesario decir que si bien la categoría de joven rural existe, permanece invisibilizada en razón a un sesgo con el que se continúa pensando en lo rural como un estado pre moderno, que debe superarse a través del desarrollo, al que se asocia con lo urbano. Y de esta manera se han tratado de forma implícita dentro de la categoría de “poblador rural”, por lo cual no son identificados por sus características como jóvenes sino en relación por su calidad como habitantes rurales[1].
Para el presente artículo vamos adoptar como una caracterización de la juventud rural que incluye a la población con edades entre 14 y 26 años vinculada a las zonas rurales y cuyo sustento económico depende de algún grado de las actividades agropecuarias, sean o no sean realizadas por ellos. Según el censo poblacional de 2005, los jóvenes del sector rural representan casi el 6% de la población total, y el 24% de la población rural. Lo que significa, según proyecciones del DANE, si se mantiene esa proporción (aunque probablemente esta proporción haya disminuido), que a 2015 existen cerca de 2´800.000 jóvenes rurales[2].
Condiciones que propician la migración hacia las ciudades
En Colombia, las condiciones estructurales de la ruralidad, tales como los altos índices de pobreza, necesidades básicas insatisfechas y ausencia de servicios públicos e infraestructura, acompañados de conflicto armado, han provocado que el campo cada vez esté más envejecido, pues los y las jóvenes han tenido que migrar a los centros poblados y ciudades en busca de mejores oportunidades de vida y realización personal, en cuanto a trabajo y educación.
Sin embargo la migración de mujeres jóvenes rurales es mayor que la de los hombres, por varias condiciones, tales como la brecha de género en el mercado laboral, bajo acceso a propiedades y embarazos adolescentes. En 2010 el porcentaje de hombres en zonas rurales era mayor, mientras que era mayor el porcentaje de mujeres que habitan áreas urbanas[3].
Por otra parte, podemos ver que las oportunidades de la juventud en zonas rurales son muy precarias. En cuanto a acceso a la educación, en Colombia existe una brecha muy alta de escolaridad entre las zonas urbanas y rurales, en promedio la población rural cuenta con acceso a primaria completa[4], mientras que en promedio en zonas rurales cuentan con acceso a noveno grado, esto se traduce en menores posibilidades de ingresos y movilidad social. En 2013, la posibilidad de los jóvenes rurales de alcanzar una formación profesional completa era del 0,8%[5]. Además las tazas de deserción estudiantil en áreas rurales es mucho mayor, debido a condiciones económicas y falta de pertinencia de los programas de educación, esto en razón a que no existe un plan nacional de educación rural ajustado a las necesidades de los jóvenes rurales[6].
Así mismo las condiciones laborales para los jóvenes rurales son muy precarias, las fuentes de trabajo están relacionadas con actividades agropecuarias, que en muchos casos se caracterizan por tener con salarios muy bajos y con derechos laborales muy irregulares o en proyectos de desarrollo donde son empleados preferiblemente como mano de obra no calificada, lo que constituye factores que propician su vinculación a actividades ilegales, como el narcotráfico y actividades delictivas en estructuras criminales y/o paramilitares.
Ausencia de políticas de acceso a la tierra diferenciales para los jóvenes
A pesar de todos los análisis académicos y gubernamentales que hacen énfasis en la importancia de promover la permanencia de los jóvenes en la tierra, en la historia de la institucionalidad agraria no ha existido un programa de acceso diferenciado a la propiedad de la tierra para los jóvenes. Nunca en toda su historia ni el INCORA, INCODER o ahora Agencia Nacional de Tierras, instituciones encargadas de garantizar el acceso progresivo a la propiedad de la tierra para los trabajadores agrarios, han tenido programas que tengan en cuenta las particularidades de los jóvenes rurales.
Esto es una muestra de la invisibilidad que ha tenido la juventud rural dentro de las políticas públicas. Por esta razón es que en estas entidades siempre se habla de familias adjudicatarias, de alguna manera invisibilizando lo que pueden llegar a ser jóvenes adjudicatarios.
Si bien en la actualidad existen algunos programas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural para jóvenes, como el programa jóvenes rurales emprendedores, que tiene como objetivo “promover el desarrollo humano, social y las competencias laborales de los jóvenes en los territorios rurales, buscando contribuir a mejorar su calidad de vida y oportunidades de empleo e ingresos, en coherencia con las dinámicas de desarrollo de su entorno”. Este programa ha creado la Red Nacional de Jóvenes Rurales, que crea un espacio virtual, donde se vinculan jóvenes de los 32 departamentos del país[7]. Así como el programa del Ministerio de Agricultura para otorgar becas en carreras agropecuarias a jóvenes campesinos, según sus cifras desde el 2010 el Gobierno ha asignado $58 mil millones, beneficiando a 2.742 jóvenes en carreras técnicas, tecnológicas y profesionales del campo[8].
Sin embargo esta oferta institucional, en realidad resulta ser insuficiente para garantizar cambios estructurales en las condiciones de vida de los jóvenes rurales, pues son programas aislados que no constituyen una política pública integral que incentive la permanencia de los jóvenes en la ruralidad y en las actividades agrícolas.
Los acuerdos de paz y la juventud
El acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, en su punto sobre reforma rural integral, dentro de los Planes Nacionales para la Reforma Rural Integral, contempla un plan de educación rural con el objetivo de promover la permanencia productiva de los y las jóvenes en el campo.
Para ello buscará adaptar modelos flexibles de educación preescolar, básica y media, que se adapten a las necesidades de las comunidades y del medio rural, con un enfoque diferencial. Y La incorporación de la formación técnica agropecuaria en la educación media (décimo y once).
Autoría: Diego Balvino Chavez – Andrea Murillo Bajaras
Lugar:
Fecha: Publicado el Sábado, 29 Abril 2017
Resumen comentado:
La Paz, Bolivia
2 de mayo de 2017
[1] Jaramillo Guerra, Patricia Stella. Compiladora. Semillero de investigación en desarrollo rural SINDER. Informe de proyecto “educación para la ruralidad, respuestas desde los territorios”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2014.
[2] Con base en proyecciones demográficas del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas.
[3] Misión Para La Transformación Del Campo. Diagnóstico de las condiciones sociales del campo colombiano. Bogotá D.C. 2014
[4] Ibídem.
[5] Documento CONPES, 3809 DE 2014. Concepto favorable a la nación para contratar un empréstito externo con la banca multilateral, hasta por la suma de us$100 millones o su equivalente en otras monedas, destinado a financiar el proyecto de fortalecimiento de la educación media y tránsito a la educación terciaria en Colombia. disponible en: https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econ%C3%B3micos/3809.pdf
[6] Jaramillo Guerra, Patricia Stella. Compiladora. Semillero de investigación en desarrollo rural SINDER. Informe de proyecto “educación para la ruralidad, respuestas desde los territorios”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2014.
[7] Ver portal de jóvenes rurales del Ministerio de Agricultura: https://jovenesrurales.minagricultura.gov.co/
[8] Min agricultura asigna $13.900 millones para otorgar becas en carreras agropecuarias a jóvenes campesinos. Disponible en: https://www.minagricultura.gov.co/noticias/Paginas/MinAgricultura-asigna-$13-900-millones-para-otorgar-becas-en-carreras-agropecuarias-a-j%C3%B3venes-campesinos.aspx
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