Hasta hace poco tiempo se consideraba que el Cambio Climático era un asunto de países desarrollados que hacían grandes emisiones de gases de efecto invernadero y que consumían mucha energía. Sin embargo, sus efectos no se han hecho esperar y se manifiestan cada vez con más fuerza y grandes impactos. Muchas veces en forma de catástrofes asociados a fenómenos naturales que siempre han existido, pero que ahora por los cambios del clima sus efectos son más contundentes en nuestra vida cotidiana dependiendo del nivel de exposición, vulnerabilidad y acceso a servicios. Se presentan como catástrofes afectando a la población con mayor condición de pobreza ante lluvias fuertes intensas (aguaceros), deslizamientos de tierra por remoción en masa, las crecientes súbitas y las avenidas torrenciales.
“El cambio climático provocado por [los seres humanos] está causando una alteración peligrosa y generalizada en la naturaleza, lo que afecta la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos que se han hecho para reducir su impacto. Las personas y los ecosistemas menos capaces de hacer frente a la situación son los más afectados, según afirman los científicos en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Hablar de cambio climático se ha vuelto un lugar común en las agendas internacionales, en los programas de gobierno, en la planeación del desarrollo y del ordenamiento territorial. La mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo son retos claves de esto siglo. El núcleo del debate es la energía y sus fuentes generadoras, lo cual cuestiona la dependencia que tenemos de los combustibles fósiles (carbón y petróleo) que paradojamente han ocupado un renglón importante en el PIB del país.
Por tanto, como parte de la mitigación al cambio climático el país tiene el reto de transitar hacia fuentes de energías renovables y medidas de eficiencia energética. Este tema resulta fundamental no sólo por lo que implica la comprensión de su complejidad frente a la amenaza de la subsistencia misma de la vida, sino porque se convierte en un reto del nuevo gobierno del “Pacto Histórico”, el cual dentro de sus objetivos esta “luchar contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”. La estrategia se orienta por el “desmonte gradual del modelo extractivista y del uso de combustibles fósiles”, así como “potencializar la utilización de energías renovables, limpias y eficientes, aprovechado entre otras energías por biomasa y sustituyendo las plantas termoeléctricas”. También la “promoción de un modelo energético de transición, de acceso universal, incluyente y justo, en el que la energía sea un bien común”.
En tal sentido el debate significa que el país transite de una matriz energética primaria predominantemente fósil, dependiente económicamente del carbón y del petróleo, hacia una diversificada, basada en nuestras potencialidades de energías renovables, las cuales
son las mejores fuentes energéticas para enfrentar el cambio climático y fortalecer las capacidades del país para la economía (ver).
Ahora, surgen muchas preguntas: ¿cuál va hacer la fase de transición de la para transitar a una matriz energética diversificada?; ¿cómo se va avanzar en la transformación de la matriz energética?; ¿Qué tipos de energía incluye la transición energética?;¿cómo participan las comunidades desde el campo y desde las ciudades en este proceso de transición energética? ¿cómo será la explotación de las materias primas necesarias para la transición? Entre otras.
Abogada ambientalista y habitóloga. Especialista en Gerencia de Recursos Naturales. Magister en Habitat. Integrante de la COMOSOC